viernes, 10 de abril de 2020

DIOS COMO FUENTE DE ENTENDIMIENTO

Más allá de la comprensión científica, intelectual o lógica de todo lo que nos está sucediendo, necesitamos adquirir la sabiduría que nos ayude a enfrentar este tiempo difícil que sacude a la humanidad y que indiscriminadamente afecta nuestras vidas. Buscar a Dios nos permite adentrarnos en el ámbito de la espiritualidad e ir más allá de la finita mente humana. Hablo de descubrir una realidad que el hombre natural no puede percibir por medio de sus sentidos. Es algo que tiene que ver con una experiencia que te lleva a una intimidad con el Espíritu Santo tan real que hará posible que, aun cuando estés rodeado de sufrimiento y oscuridad, tendrás una percepción de los acontecimientos tan sublime que te hará vivir en total paz y seguridad como consecuencia de una esperanza más allá de lo temporal. 

Es posible que para algunos lo expresado les resulte místico o absurdo. Con todo, buscar a Dios en tiempos difíciles es una gran oportunidad para abandonar la necedad que nos aleja de Dios y nos conduce al abismo de la autosuficiencia humana. 

Honestamente, no voy a especular sobre el por qué de mucho de lo que nos sucede, pero tengo la certeza de que si buscas a Dios vivirás en plenitud y el velo de tu incredulidad se desvanecerá para elevarte por encima de los nubarrones de las circunstancias que te rodean en medio de esta crisis del COVID-19. 

Así que, si eres un sanitario, eres un agente de seguridad, si estás contagiado con el virus o estás confinado en tu casa… aún es tiempo de hallar a Dios. Te invito a que busques a Dios, no dejes que se haga tarde.

martes, 5 de enero de 2016



PALABRA PASTORAL PARA EL 2016
Pastor Juan Carlos Escobar. 
(Mensaje dado en la Comunidad Cristiana Sendero de la Cruz el 3 de enero de 2016)

Nehemías 1:1-4; 2:1-6: 2:11-20

INTRODUCCIÓN

Este año 2016 será un tiempo en el que Dios nos llama afianzar nuestras vidas y nuestra comunidad. Nuestro futuro dependerá de estar bien afianzados frente a tanta inestabilidad e incertidumbre.

Afianzar tiene que ver con fortalecer, fundamentar y asegurar de forma sólida y estable aquello que hemos alcanzado con el fin de garantizar nuestro progreso, el de nuestra familia y de nuestra Comunidad.

Dos palabras marcarán nuestro destino para este año 2016: COMPROMISO Y AVANCE.

Ambos términos se conjugan y se unen para conformar lo que supone el progreso y que nos llevará a construir nuestro futuro.

1.     COMPROMISO

Hablar de compromiso, es hablar de determinación, de fidelidad al pacto, de disposición a bendecir y de completa fe en la obediencia a Dios para el servicio en Su Obra.

Pero, al hablar de compromiso, estamos hablando desde dos perspectivas:
  •  Tiene que ver con pacto de parte de Dios hacia nosotros. Por parte de Dios, debemos advertir que todo lo que podamos lograr en la vida es en base a Su Pacto, Su compromiso con Su Palabra y su Fidelidad incuestionable. Sin ese fundamento, fracasaríamos en todos nuestros emprendimientos.
  • Por parte de nosotros hacia el Señor. Debemos comprometernos con su Iglesia y su Misión.  Dios espera de todos nosotros verdadera pasión por Él y su Obra. El Compromiso es la respuesta al amor, es fidelidad, es abrazar el llamado de Dios y no soltarlo hasta el final. En este año 2016 declaro que el Espíritu Santo abrirá tus ojos para que contemples el estado del pueblo. Que puedas darte cuenta de la necesidad existente y que, al igual que Nehemías, la carga te mueva de la pasividad, de tu confort, de tu frustración, de tu palacio personal y salgas al campo de batalla, a la acción, a la fe que transforma realidades y te conviertas en un Nehemías para este tiempo. Este año 2016, descanso en que la obra del Espíritu Santo será quien movilizará a los oficiales del pueblo para que echen mano a la obra.


Como Iglesia,  reconocemos que el compromiso es imprescindible para sostener lo iniciado y para concluir con éxito el final de nuestra carrera. Debemos rechazar el miedo al compromiso y renunciar a todo pensamiento que te aleje de abrazar el proyecto de Dios para tu vida y para la Iglesia.

Es tiempo de que todos entendamos que sin Compromiso no alcanzaremos nuestro destino, por el contrario, acabaremos frustrados por la impotencia y los sentimientos de incredulidad que nos conducirán hacia la imposibilidad, la negatividad y la apatía.

Sin compromiso, nos paralizaremos ante las amenazas de los enemigos de nuestro progreso. Por eso, este año 2016, Dios te llama a levantarte y tomar tu lugar en la obra, ser parte del equipo de emprendedores, poner tus dones a disposición del ministerio de la Iglesia y abrazar la visión de Dios para edificar.

2.     AVANCE

Avance tiene que ver con desarrollo, madurez, crecimiento y conquista. Avanzar es parte de la vida y del cumplimiento del plan de Dios para nuestras vidas y nuestra Comunidad. Negar o impedir el avance es dar la espalda al potencial de Dios en ti y en aquellos que Dios desea usar.

Debes creer y declarar que, como creyente en Cristo, eres partícipe de una promesa de Dios: “De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente” (Heb. 6:14)  Por tanto, Dios declara que estás destinado a crecer y multiplicarte. Somos herederos de una promesa que nos conducirá a ser engrandecidos para ser de bendición a nuestra familia y nación.

Declaro que este año 2016, el avance será manifiesto en las nuevas generaciones de en la Iglesia:
-       Los jóvenes que renueven su compromiso con Dios verán recompensada su fidelidad. Verán sueños cumplirse en su vida y se sentirán realizados. Atrás queda el tiempo de la indefinición y de la inconstancia

-       Será un año en el que serán afirmados tus pensamientos para crecer. Dios te dice: “Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán” (Prov. 16:3)
-       Se levantará una generación de estudiantes que se proyectan en sintonía con la carga de Dios por su obra. Fu formación harán que sus profesiones, talentos, recursos serán dirigidos hacia un proyecto de vida para el Reino y no enfocado hacia la prosperidad materialista o personalista. Dios te hablará de lo que has de hacer, sólo debes permitir que el Espíritu Santo ponga en ti su carga, su pasión con el fin de que seas dirigido en su voluntad. Algunos que han estado dudando en cuanto a qué hacer, qué estudiar y hacia donde avanzar en el futuro, este año será un año de avance en tus decisiones.

Para todos, en general, este año 2016 será un año en el que proyectos que han estado estancados, resistidos, neutralizados dentro de la Iglesia, tomarán auge. Dios levantará a los edificadores de proyectos que son parte del avance de la Iglesia. La frustración ha invadido áreas de servicio que son vitales para el futuro de muchas congregaciones, pero Dios renueva el llamado en algunos y, en otros, serán despertados a proyectos a los que les llegó la hora de su emprendimiento.

Este año será un año determinante para ver el avance de la economía. Sobre la base de tu compromiso con la Iglesia para aportar tus primicias, diezmos y ofrendas, Dios abrirá los cielos sobre tus recursos financieros y se encargará del devorador de tus bienes. “Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril” (Mal. 3:11) “Por su mano derecha, por su brazo poderoso, ha jurado el Señor: Nunca más daré a tus enemigos tu grano como alimento, ni se beberá gente extranjera el vino nuevo por el que trabajaste. Alabando al Señor comerán el grano quienes lo hayan cosechado; en los atrios de mi santuario beberán el vino quienes hayan trabajado en la vendimia. “ (Is. 62:8,9)

3.     CONFRONTANDO LAS AMENAZAS DEL COMPROMISO Y AVANCE

Iniciamos el año 2016 bajo la influencia de amenazas que pretenden desestabilizar nuestro progreso. España y el mundo sufren la envestida del terrorismo, del cambio climático, de la inestabilidad económica y de la falta de liderazgo sólido en las naciones. Sin embargo, la mayor amenaza es la interna, factores como la desintegración familiar, la corrupción, la división social y la incredulidad se están amenazando la esperanza de nuestras gentes. Por tanto, se requiere de la Iglesia que sepa interpretar los tiempos para advertir las amenazas reales que vienen a querer robarnos el futuro y desvanecer nuestra esperanza.

En el libro de Nehemías, Dios nos muestra que la ciudad de Jerusalén estaba en una profunda crisis. Sus habitantes estaban en “gran mal y afrenta”  y los muros de la ciudad derribados, al tiempo que las puertas de la ciudad quemadas (Neh. 1:3). De igual manera, nosotros enfrentamos amenazas que desestabilizan el progreso hacia nuestro futuro.

-       Se habla de los muros, que son las línea rojas que protegen nuestras vidas y las de la Iglesia. Esas líneas rojas están marcadas por la doctrina, los principios y valores que deben proteger nuestra integridad personal y la unidad que como pueblo estamos llamados a disfrutar.

-       En cuanto a las puertas, está representando el ejercicio de nuestra voluntad. Debemos saber cuándo abrir y cerrar puertas, pero si la voluntad está quemada, significa que el desánimo se ha apoderado de nosotros y carecemos de criterios para discernir el bien y el mal, o bien, hemos condescendido a propuestas con las que negociamos nuestra integridad. Hoy, más que nunca, el humanismo se ha apoderado de la voluntad de muchos creyentes y han abierto puertas en sus vidas que desplazan los absolutos de Dios frente a aparentemente bueno. Se ha enturbiado el discernimiento y, por tanto, se hace necesario reconstruir las puertas para que con autoridad tomemos nuestro lugar de liderazgo e influencia

4.     EL COMPROMISO Y AVANCE REQUIERE CONCRECIÓN DE OBJETIVOS

El compromiso y el avance deben dirigirse hacia el alcance de objetivos. Debemos enfocar la inversión de nuestro tiempo, esfuerzo y recursos. No debemos permitir ser dispersados  o despistados por el ambiente que nos rodea que tiende a desmotivarnos hacia lo que es parte de nuestra misión en la vida.

Nuestros objetivos deben ajustarse a motivaciones correctas. No aceptes propuestas que te alejen del horizonte del llamado de Dios para tu vida. Estamos bajo una sociedad competitiva, exigente, pero la competitividad y la exigencia de resultados, de éxito no puede relegar el plan de Dios a un segundo plano. Nuestras prioridades deben ajustarse a la dirección que nos marque el Espíritu Santo y el consejo de Su Palabra.

La Fe se concreta mediante objetivos porque ellos conforman nuestra visión. No hay visión sin fe. Pero, al mismo tiempo, la realización de una visión se debe dar por medio de la consecución de metas que van ligadas al ejercicio de la Fe.

En lo personal, debemos marcarnos objetivos claros:
  • Desarrollo diario de tiempo a solas con Dios. La oración, la lectura y el estudio de la Palabra ha de convertirse en un hábito. Esta será la base fundamental de tu éxito en la vida. El compromiso con el secreto de Dios determinará tu futuro
  •  Madurez en el carácter
  • Obediencia a Su Palabra

-       El resto de metas estarán afectadas por el logro de asumir que el tiempo a solas con Dios, la madurez en el carácter y la obediencia incondicional a Su Palabra serán nuestra máxima pasión y prioridad.

En relación a la Iglesia, ésta debe abrazar los pilares de su razón de ser: Evangelizar, Discipular, Servir, Pastorear y Congregarse. Estos cinco pilares deben conformar objetivos para el compromiso y el avance de la Iglesia para este año 2016

5.     EL COMPROMISO Y EL AVANCE REQUIERE ESFUERZO

Hablar de Compromiso y Avance requiere esfuerzo. El esfuerzo es sinónimo de sacrificio. Por medio del esfuerzo se visualiza nuestra fe. Por tanto, este año 2016 requiere que todos pongamos atención a reconocer el esfuerzo como una parte ineludible de nuestro progreso.

El esfuerzo requiere estar dispuestos a dejar nuestra comodidad, ordenar nuestras prioridades y estar listos para sufrir. Debemos entender que nadie se esfuerza en lo que no cree. Por tanto, la forma de medir nuestra pasión por la Iglesia estará determinada por precio que estamos dispuestos a pagar por nuestras congregaciones.

El progreso de cada Iglesia requiere esfuerzo. Nuestra historia está marcada por muchos que se han esforzado para hacer sostenible la obra del Señor. Pero, el futuro, no solo pasa por mantener lo que ahora hemos alcanzado, el futuro es avanzar para lograr nuevas conquistas y abrazar nuevos horizontes de fe.

6.     EL COMPROMISO Y AVANCE DEBE DARSE CON SU PRESENCIA

El motor de nuestro crecimiento y el recurso más poderoso es la bendición de Dios. Y, sin duda, la mayor bendición es la Presencia de Dios “El Dios de los Cielos nos prosperará”. Si Dios no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican” (Sal. 127:1) Por eso, la búsqueda de su Presencia debe ser prioritaria en este año. La práctica de tiempos intencionales de oración y el ayuno, serán parte de una búsqueda apasionada por Su Presencia. Debemos dar más valor a la dependencia de la Presencia de Dios que la dependencia, promoción o exhibición  de nuestro propio carisma. Dios está interesado en levantar una generación de obreros que pasan tiempo en su Presencia, caminan en su Presencia y manifiestan su Presencia en el ejercicio de sus talentos.

La manifestación de su Presencia será el distintivo de nuestros cultos, de nuestro servicio. Esa Presencia será quien atraiga a los pecadores a la conversión, la que hará milagros y la que transformará vidas. Sin su Presencia, los proyectos se verán impotentes para ser prosperados, la resistencia será notoria y veremos cansancio y quemazón en quienes están comprometidos en determinadas labores que son imposibles de sostener sin su Presencia.

Frente a las amenazas de los enemigos, a la escasez de recursos y al desafío tan enorme del trabajo que resta, al igual que Nehemías, nosotros debemos poner total y absoluta confianza en Dios, quien será el encargado de traer una prosperidad duradera.

Sabemos que tenemos un arduo trabajo por delante y habrá momentos en los que el desánimo ante los obstáculos, la falta de recursos y el mucho trabajo que tenemos por delante puede resultar en nuestra mayor amenaza. Frente a al desánimo, nuestra mayor fortaleza consistirá en poner nuestra confianza en Dios.

Como en cada etapa de nuestra vida, siempre se levantarán los Sambalat, los Tobías y los Gesem, enemigos de nuestro progreso y desarrollo. En este año 2016 se encargarán de cuestionar la visión y tu valía para realizar el sueño de Dios para tu vida. Es un espíritu de descrédito y menosprecio. Pero recuerda que los Sambalat, Tobías y Gesem no están interesados en desacreditar tu prosperidad, sino cuestionar la orden del Rey. Por tanto, tu seguridad es estar en el centro de la voluntad de Dios de donde provendrá tu mayor fortaleza ante argumentos que querrán desestabilizarte.

Declaro que este año 2016 Dios nos prosperará con su Presencia en nuestro compromiso y avance. Al igual que Nehemías, nosotros deseamos atribuir a Dios nuestro éxito. Renunciamos a toda autosuficiencia y orgullo. Decidimos esforzarnos confiados en que Dios respaldará nuestra acción. Renunciamos a prosperar sin la bendición de Dios para que no caigamos en el lazo del sueño vano, de la oportunidad impía. Pro 10:22  “La bendición de Jehová es la que enriquece,  Y no añade tristeza con ella”

CONCLUSIÓN:
Este año 2016 Dios nos lleva a renovar nuestro impulso mediante un compromiso que provocará un avance significativo. Pero no será en nuestras propias fuerzas, sino que veremos a Dios de forma sorprendente obrar en nuestras vidas para dar cumplimiento a sus promesas; promesas que han estado resistidas, pero que ahora Dios me dice que os diga: “No se tardará más ninguna de mis palabras, sino que la palabra que yo hablé se cumplirá” (Ez. 12:28)

Ahora toca permitir que el Espíritu Santo te haga ver dónde está la necesidad. Al igual que Nehemías experimentó una carga impuesta por Dios, al ver el estado de los muros y las puertas de la ciudad, pídele a Dios que el abra tus ojos y pueda nacer en ti una pasión por la gente y por la Iglesia que te lleve a un fuerte compromiso para hacer posible el avance de Su Obra.

Es tiempo de levantarse y ser parte del equipo de los vencedores, de los que hacen posible los cambios, la transformación de realidades.

Es posible que sean muchas las amenazas y obstáculos. Se levantarán los Sambalat, losTobías y los Gesem en contra de ti, pero no debes temerles. Dios te recuerda: “si Dios es por nosotros, quién contra nosotros” (Rom. 8:1).

Tras un año de nuevos comienzos, ahora Dios nos llama a una etapa de compromiso y avance. Estas dos palabras marcarán este año 2016. Por ello, tomamos las palabras de Nehemías y las hacemos nuestras: “Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén”  (Neh. 2:20)




sábado, 19 de diciembre de 2015



FILANTROPIA ATEA

Es evidente que la modernidad se encamina abismalmente a una negación constante de Dios. Desde que el renacimiento irrumpe en el mundo por librarse del absolutismo oscurantista y religioso medieval, la pugna de la razón frente a la existencia de Dios acaba evidenciando que el hombre, cada vez más, se siente en necesidad de ser más autónomo, no necesita a Dios para comprender el mundo y llegar a realizarse. Incluso, hasta cierto punto, considera que cuanto más prescinde de Dios más libre se siente para progresar en todo cuanto se le antoje.
Es plenamente actual que sean muchos, y cada vez más, los que se declaren ateos. Es una marca de identidad de la modernidad que, en todas sus vertientes, como la propia post-modernidad, busca ser cada vez más independiente de Dios. Es como si Dios estorbase a la realización del ser humano, como si Dios fuese contrario a las libertades y plena realización del hombre. En definitiva, nuestra civilización occidental sostiene que cuanto más autónomo es el hombre, más logrará progresar y para ello, debe no sólo prescindir de Dios, sino erradicarle de su pensamiento. Sin embargo, por más ateo que el hombre llegue a considerarse, es inevitable concluir que cuanto más profundice el ser humano en sus valores y posibilidades de hacer justicia, más se acercará a Dios, aun cuando pretenda negarle. Muy probablemente, muchos que niegan a Dios lo hacen porque lo conciben como religión o ligado a los protagonistas de la misma, o por una determinada experiencia impositora del Dios que viene a cautivar al hombre de su libertad y plena realización. Sin embargo, ¡qué lejos está el ateo de la compresión del verdadero Dios!. El problema es que ha concebido las leyes de Dios bajo la perspectiva de algo que se impone desde fuera hacia dentro, de arriba hacia abajo y desde lo extraño a lo propio. Pero en realidad, Dios, cuando se revela a  nosotros,  nos permite disfrutar de una experiencia sorprendente ya no se muestra extraño a nosotros, ni autoritario, ni mucho menos ajeno a nuestra condición. El apóstol Pablo nos enseña que cuando creemos en Él, su Espíritu viene a nuestro espíritu para activar o vivificar esos valores, principios y actitudes que conformarán una cultura propia del hombre redimido, del verdadero hombre que para serlo, no puede prescindir de Dios, es más, cuanto más conoce a Dios, mejor hombre es. De ahí que, el ateo que niega a Dios porque le resulta enemigo de su plena realización, en realidad entra en contradicción con su propia condición. Pablo nos aproxima a esta idea cuando declara: “que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en Él vivimos, y nos movemos, y somos…” (Hechos 17:27-28)
Considerando lo dicho, no nos debemos sorprender que muchos ateos puedan asombrarnos con sus buenas obras. Esas buenas obras son una manifestación de la filantropía, que significa: amor al género humano. Por lo cual, quiere decir que ser ateo no es necesariamente ser “mala persona”, como de forma simplista el dogmatismo religioso viene a calificarles __es obvio que negar a Dios abre la posibilidad a que el hombre no tenga freno frente a sus deseos y pasiones, lo cual desencadena la impiedad en todas sus formas__. De hecho, nos podemos asombrar al ver cómo muchos ateos desarrollan actitudes y conductas que superan en bondad a muchos denominados creyentes. Incluso, cabe decir que hasta muchos ateos son más creyentes que algunos cristianos que,  con su modo de vivir y comportarse, niegan a Dios y, lo peor, hacen tropezar a otros que, tristemente, acaban engrosando las filas de los desencantados con Dios, por razón de aquellos que militan incoherentemente determinado cristianismo ateo.
Pensando en un ejemplo de fe atea, hace poco leí la noticia sobre Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, que de acuerdo con su esposa, ha decidido  donar el 99% de su fortuna, unos 42.300 millones de euros, a favor de la construcción de un mundo mejor. Al parecer, esta decisión la hace pública en el contexto del nacimiento de su hija que, precisamente, fue alumbrada el último jueves de noviembre, día de Acción de Gracias.
En su carta publicada en Facebook, Zuckerberg, expresa junto a su esposa, y en relación a su hija: “Sentimos una gran responsabilidad de hacer del mundo un lugar mejor para ti y para todos los niños”. Desde luego, es admirable la idea de legar a su hija la herencia de un mundo mejor, lo cual es más relevante que dar en herencia una fortuna meramente económica. El caso es que el fundador del face se ha convertido en uno de los mayores filántropos del mundo. Está convencido que puede lograr, tal y como él lo expresa en la mencionada carta,  al “avance del potencial humano y la promoción de la igualdad para todos los niños en la próxima generación”.
Ignoramos en qué manera vaya a invertir semejante fortuna. Todo apunta que, asesorado por expertos, la diversificará en organizaciones humanitarias para el desarrollo. El caso es que, según su percepción del progreso, es probable que mucho de lo que haga tenga que ver con la construcción de uno de sus sueños más sobresaliente: hacer que la conexión a Internet sea accesible a cualquier persona, independientemente del lugar que viva en el planeta. en todo lugar del mundo llegue la señal de Internet __ No estoy seguro que sea sinónimo de mejora de condición de vida, por más que se relacione con el progreso. Es más, diría que acercar la señal de Internet en muchos lugares del mundo puede resultar en todo lo contrario cuando la apertura al mundo viene a potenciar las miserias del ser humano__.
Con todo, el gesto de Zuckerberg, no deja de ser interesante ya que en él confluye el hecho de que es ateo, judío y filántropo. Una extraña mezcolanza ideológica solo asimilable desde la perspectiva de que él concibe el judaísmo como una mera cuestión étnica y que conlleva el concepto de que, como afirman algunos teólogos y filósofos judíos, el verdadero judío lo es en actitud y conducta. Por tanto, decide prescindir de la idea ortodoxa del ser judío, para ampararse en el judaísmo ateo, como probablemente lo era Einstein, Freud o Woody Allen. Por tanto, a pesar de ser ateo, puede llegar a ser un auténtico humanista, ejemplo a seguir por todos y sin necesidad de creer en Dios.
Pero, a pesar de que muchos ateos puedan llegar a ser buenas personas y sean ejemplares en su conducta, es una necedad negar la existencia de Dios. Ya el salmista anticipaba esta realidad en el ser humano: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmo 14:1; 55:1). Negar a Dios es negar al hombre en su plenitud, por eso, por más humanista el hombre sea, no puede declararse inocente de su propio pecado y, tampoco, con sus obras puede transformar el ser interior que, como demuestra la historia y nuestra realidad actual, vive en permanente degeneración y se ve impotente para revertir la marcha abismal de este mundo hacia el desastre que le espera y del que no le podrá librar la bondadosa autosuficiencia del hombre que se traiciona así mismo, cuando niega al Creador.

“Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas: nuestras iniquidades nos arrastran como el viento. Nadie invoca tu nombre, ni se esfuerza por aferrarse a ti. Pues nos has dado la espalda nos has entregado  en poder de nuestras iniquidades. A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y tú el alfarero. Todos somos obra de tu mano”  Isaías 64:6-8



lunes, 2 de noviembre de 2015

Otoño

Tierra recién arada en el otoño de Madrid


Inmersos en plena estación de otoño, disfrutamos de una de las estaciones más desafiantes ya que, tras el verano, queda atrás el tiempo de las últimas cosechas y toca disponerse para la próxima. El otoño, sugiere la necesidad de prepararnos para el futuro dado que, de no hacerlo, la tierra queda menguada en su potencial para una nueva temporada fructífera.
El otoño es tiempo de labranza, la cual, vendrá a ser la tarea fundamental que precede a la siembra. La tarea de la labranza se prepara por los arados, abriendo surcos para ablandar el terreno, facilitar la penetración del agua, la absorción de los nutrientes y, por supuesto, para que el campo pueda tragar la semilla que germinará tras ser enterrada. Arar es un trabajo intenso y poco atractivo por razón de no producir resultados a corto plazo. Por tanto, quien labra en otoño lo hace con esfuerzo y, por supuesto, debe arar con esperanza (1ª Corintios 9:10)

En contraste a quien tiene esperanza es el que es flojo que, en el tiempo de preparar la tierra y trabajar de cara al futuro, se dedica a vivir de la renta de las cosechas pasadas y decide negarse al esfuerzo, ser improductivo y dormitar consumiendo la herencia recibida. Por tanto, tristemente, vendrá a cumplírsele lo dicho por el proverbio “El perezoso no labra la tierra en otoño; en tiempo de cosecha buscará y no hallará (Proverbios 20:4) Así que, la lección es diáfana e incontestable: el otoño requiere gente esforzada, con visión y determinación en hacer que la tierra cansada o quemada, vuelva a ser preparada para recibir la semilla y que ésta pueda ser engullida de forma efectiva para manifestar una esplendorosa siega.

Sobre el otoño, también nos habla Jesús, al relacionar la labor de arar al
compromiso con seguirle y servirle: “Ninguno que poniendo su mano en el
arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62) El
Señor nos quiere enseñar a no mirar atrás para hacer surcos derechos y para
que el arado penetre en la tierra dado que el mirar al frente permite que los
brazos del labrador ejerzan mayor fuerza. Pero, ¿por qué mirar atrás? ¿Cuál es
el origen de ese impulso negado al progreso? Si tenemos en cuenta el contexto
del relato, el que mira atrás es porque quiere un lugar cómodo donde recostar
la cabeza y, al mismo tiempo, añora el hogar familiar que, sin esfuerzo, le
ofrece la garantía del sustento. Pero, al contrario a esta actitud, está el
discípulo de Jesús que trabaja la tierra en otoño con mano consistente,
determinado en la meta y sabiendo que entra en la labor que propiciará una
cosecha futura, lo cual, implica trabajar en fe, en esperanza.

Al igual que en la tierra de Palestina, se requiere que echemos mano con
determinación en un momento en el que se hace necesario trabajar por el
futuro de nuestra familia, de nuestra Iglesia y para servir a nuestra comunidad.
Rehusemos a vivir con una actitud consumista. No caigamos en ese ahorismo
que nos llevará, no solo a gastar la despensa, sino también a devorar la semilla
tan necesaria para garantizar el futuro.

Estos renglones han sido concebidos para transmitir ánimo. Para que todos
nos comprometamos con el otoño por el que estamos pasando. Que no nos
dejemos llevar por el desánimo de un presente en el que parece envejecer la
tierra y por un escenario cansino, de tierra pisoteada y endurecida. Debemos
arar con ahínco por nuestro futuro. Invirtamos con osadía en nuestra tierra. No
contemplemos con reticencia lo que exige echar el resto. Probablemente
existan muchas razones para pensar que la tierra es resistente, pero debemos
tener la garantía de que la hoja del arado es fuerte para quebrar la tierra y
renovarla para hacerla productiva. No dejemos que el desgaste ante el
esfuerzo otoñal, nos haga volver la mirada hacia momentos más cómodos o de
abundancia.

Recuerda que la añoranza es enemiga del futuro y, por consiguiente, nos
debilitará en la tarea del servicio para forjar una nueva historia. Hoy, más que
nunca, estamos llamados a revertir el momento actual en el que muchas vidas
manifiestan corazones endurecidos ante el Evangelio, los principios y valores
de Dios. Esto lo vemos en medio de una sociedad como la Europea que
habiendo dado en el pasado una gran cosecha de progreso esparcido por el
mundo, hoy se ha convertido en una de las regiones del mundo más
insensibles a Dios y, por ende, repelente a la semilla divina. Hoy, gran parte de
nuestra sociedad vive en el otoño, en el tiempo más distante de la cosecha. Así 
que se hace necesario que se levante gente esforzada, con esperanza, con
visión, con determinación y amor por la tierra para desear labrarla poniendo la
mano firmemente sobre el arado y con la mirada puesta en el futuro.

Es otoño y toca trabajar. Es preciso labrar nuestra tierra para dejar atrás el
pasado que nos dio el sustento y las oportunidades que han forjado nuestro
presente. Se necesitan obreros que preparen la tierra y que abran nuevos surcos que 
abriguen la nueva semilla de una nueva cosecha y reciban la lluvia del cielo abierto
prometido por Dios a favor de los que aran con esperanza en tiempo de otoño.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Amor vs. Maldad


El Amor de Muchos se Enfriará
           
Como llama divina es el fuego ardiente del amor.
Ni las muchas aguas pueden apagarlo, ni los ríos pueden extinguirlo
Cantares 8:6

La descripción del amor en este texto del libro de Cantar de los Cantares es definida como una poderosa llama incombustible y abrasadora. Es un amor que no puede extinguirse a pesar de la inundación de los ríos de las pruebas o cuando llueve sobre mojado. Es un amor que prevalece en el tiempo, no es negociable y no tiene competencia con las pasiones efímeras propias de la efusividad sensual.

Es evidente que este tipo de amor supera al eros pasional o al fileo tan importante en la amistad. El término que describe este amor incomparable es ágape, que es la faceta más pura y fascinante del amor. Se trata del amor que Jesús nos pide ejercitar bajo mandamiento (Juan 15:17) y que hará posible relaciones consistentes, una entrega inquebrantable, un servicio fervoroso y una compasión sin reservas.

Sin embargo, a pesar de la calidad de este amor, Jesús advierte de una amenaza real que ser cierne sobre  los creyentes: “por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:12) La multiplicación de la maldad parece ser la única cosa capaz de enfriar o apagar el amor, combustible indispensable para la vivencia cristiana. Curiosamente, el apóstol Pablo menciona el no apagar la llama del Espíritu, haciendo referencia al descuido de la vida devocional o a las actitudes inadecuadas e incompatibles con ser cristiano y (1ª Tesalonicenses 5:19). De manera que cabe que consideremos que lo que apaga o enfría la llama del amor en nuestras vidas no es tanto lo que ocurre en nuestro entorno, sino lo que permitimos que penetre en nuestro interior. Precisamente, en relación a esta influencia nociva y maliciosa, Jesús refiere la existencia de tendencias perniciosas instigadas por quienes, siendo profetas y maestros que se han desviado de la verdad, acaban seduciendo la vida de muchos creyentes hasta el punto de engañarlos llevándoles a actitudes incoherentes con la auténtica fe.

El término maldad, se refiere en el original griego a lo que se opone a los mandamientos de Dios o a su Ley. Por tanto, no es meramente violencia, sino que es perversión, lo que es contrario a Dios, lo anticristo. Jesús está diciendo que vendrán días donde el amor de muchos se enfriará a causa de haber sido seducidos por la maldad  propia de ideas perversas que penetrarán en la vida de los creyentes de forma sutil y seductora. Son ideas que conviven con la religiosidad, pero que negarán la eficacia de ella. Es la maldad capaz de ejercitarse con Biblia en mano manifestándose tolerante, relativista y sincretista. Es la maldad que aparece como buena por proponerse complaciente, amiga de las emociones y aliada del exitismo. Se disfraza de Couch y, en otras ocasiones, de excelente predicador buscando captar las vidas que aquellos creyentes que tienen deseos de oír o recibir lo que  les complace o les hace sentirse bien. En definitiva, la fe de muchos acaba siendo alimentada por las minucias propias de la vida dominguera o de la Fast Food del Internet o los medios de comunicación.

Una elocuente evidencia de la falta del fuego, es la apatía. Tal y como ya la definió Aristóteles, la apatía es carencia de sentimiento. La apatía es desgana, pereza y desafección hacia lo espiritual. La apatía se manifiesta en el descuido de la santidad, el abandono de la vida devocional y  la desafección por el congregarse, lo  supondrá la dejación del estímulo del amor y a la potenciación de las obras propias de la fe.(Hebreos 10:24-25)

Debemos prestar atención a la advertencia de Jesús y mantenernos alerta. Su preocupación es tal que, incluso, en este mismo contexto del Evangelio, afirmó que los últimos días deberán ser acortados porque, de lo contrario, aun la salvación de los escogidos peligra ante la influencia implacable de la maldad. (Mateo 24:32).

La cuestión es cómo combatir y vencer esta terrible amenaza. Jesús lo que nos dice es que perseveremos (Mateo 24:13). En este caso, la perseverancia no se refiere a una actitud pasiva o resignada, sino que se trata de un término que invita al combate, a la resistencia activa. Por consiguiente, cabe resaltar la importancia de armarse de la fuerza que emana de la investidura del poder que nos puede hacer victoriosos frente a la maldad. Se trata de mantener viva la llama del fuego del don de Dios, tal y como Pablo enseña a su discípulo Timoteo: “por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2ª Timoteo 1:6-7) Esa llama del poder de Dios va directamente relacionada con la manifestación del amor ágape. Es incompatible tener unción y no amar, es incongruente que arda la llama del Espíritu sin que la flama de la pasión por la Iglesia y por los perdidos se mantenga inflamada.




miércoles, 7 de octubre de 2015

Cuando lo insignificante se hace poderoso en la manos de Dios

Cuando lo insignificante se hace poderoso en las manos de Dios.


ISAÍAS 60:21-22
Articulo inspirado en devocional compartido por Sergio Navarrete a la Directiva de la Fraternidad Hispana de las Asambleas de Dios (FHAD)
Superintendente del Distrito Hispano del Pacífico Sur, California.
Madrid, 6 de Octubre de 2015

Dios escoge al pequeño, al insignificante, para manifestar su gloria. Ejemplo de ello, son los hispanos en Estados Unidos, que siendo una minoría inmigrante por mucho tiempo, con todo lo que eso supone en este país en cuanto a desventajas, ahora conforman una población de 60 millones, una tercera parte del total de la población. De hecho, incluso el componente étnico (no sólo hispano) supone el 47% de las Asambleas de Dios (AD) en este país, que son más de tres millones y medio de creyentes.
En relación al avance el Evangelio en este país y en concreto con las AD, el componente hispano supone el 65% del crecimiento. 
Sin embargo, los comienzos de la obra hispana en Estados Unidos fue humilde. Hace más de 90 años, Alice Luz, fue una joven mexicana, estudiante de enfermería que recibió un llamamiento de Dios a las misiones y, en obediencia a ese llamado, decide viajar a la India. En el año 1908, acaba sus estudios y siendo soltera viaja a la India. Poco tiempo después, regresa a México y siendo atrapada por la revolución, en 1910 cruza a San Diego donde iniciaría su labor entre los inmigrantes. Dado que era universitaria, comienza un instituto teológico para formar jóvenes para el servicio al Señor. Precisamente, en este tiempo, en su tiempo a solas con Dios, en su devocional, recibe la Palabra de Isaías 60:21-22 “…el pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo, el Señor, a su tiempo haré que esto sea cumplido”
Más tarde, a la labor de Alice, se une Henry Bol. Un joven americano que apenas habla español, pero que fue despertado a esta misión. En las primeras reuniones entre hispanos, recibe el Bautismo en el Espíritu Santo y se convierte en un fiel predicador del Evangelio entre los inmigrantes hispanos.
Hoy, el componente latino en el mundo es asombroso. Es una diáspora que está en todos los continentes de la Tierra. Precisamente, bajo esta perspectiva nace en Guayaquil, en el mes de marzo del pasado año, la Fraternidad Hispana de las AD que afecta  a un importante componente del total de la membresía de las AD en el mundo, que unidos a todos los latinos (incluyendo los de habla portuguesa) representan más del 49% de la membresía de las AD en todo el mundo que, en estos momentos, supera la cifra de 68 millones.
Pero lo importante en este pensamiento, es resaltar que cuando Dios se propone llevar una obra grande en el mundo, no siempre cuenta con los poderosos y grandes. Ejemplo de ello lo vemos cuando Jesús, en Lucas 9:13 manda a sus discípulos alimentar a una multitud de más de 5000 hombres, sin contar mujeres y niños. En este relato bíblico, Cristo enseña a sus discípulos que aunque con los ojos humanos vean la crisis, la orden está dada: dadles de comer. De igual manera, nosotros hoy, viendo la situación global de nuestro mundo, la orden también nos ha sido dada: ¡Dadles vosotros de comer!

Lo cierto es que Dios nos da un mandato que aunque se vea imposible, la tarea es posible y necesaria. Aunque nuestros ojos lo vean imposible, el mundo puede ser transformado por medio de los verdaderos seguidores de Jesús. Estos serán como pequeños davides capaces de vencer gigantes. Estamos llamados a creer en lo sobrenatural y seremos sorprendidos al ver cómo el Evangelio se desarrollará y crecerá de forma extraordinaria. Esto redundará en ver cómo un pueblo pequeño, se puede convertir en agentes de cambio para transformar nuestra comunidad, en cualquier parte del planeta.

lunes, 5 de octubre de 2015

Esperanza y Vigilancia


ESPERANZA Y VIGILANCIA. Lucas 12:35-40

El pasado día 1 de octubre, durante la 70ª Asamblea de la ONU, Benjamín Netanyaju pronunció un discurso ciertamente impactante que, entre otros aspectos, destacó la situación que atraviesa Israel en relación con el reciente acuerdo entre Irán y algunas potencias mundiales. En su alocución mencionó los más de cuatro mil años de historia del pueblo judío, habiendo superado todo tipo de adversidades y llagar hasta nuestros días con la proclamación del estado de Israel en el año 1948. En relación a su peregrinaje por la historia, el primer ministro israelí señaló dos cosas que han aprendido como pueblo: Esperanza y Vigilancia. La esperanza tiene que ver con trazar el futuro y la vigilancia con proteger.

Sin duda, este alegato del primer ministro israelí, coincide con el fundamento que Jesús nos enseña en la parábola del siervo vigilante, en Lucas 12:35-40. En este pasaje, además de otras referencias del Nuevo Testamento, la esperanza de la venida del Señor tiene que, necesariamente, ir ligada a la vigilancia. Cuando la esperanza carece del compromiso de vigilar, quien espera deja de ceñirse los lomos y apaga su lámpara para dormir, quizás, vencido por el cansancio, por la larga espera o por haber dejado de creer en el cumplimiento de la promesa. Por el contrario, quien vigila, lo hace porque la esperanza permanece viva en su corazón y siempre lo mantiene alerta ceñido para el servicio y con la lámpara siempre encendida para que las tinieblas no tomen dominio de su casa.

En Hebreos 11:1-2, se nos habla de la Fe como la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Por esta fe, nos dice la Escritura, los antiguos fueron un fiel testimonio. De esta forma, lo que se resalta es que la esperanza no está pasiva en espera del cumplimiento de las promesas, o como algunos dirían, esperando tiempos mejores. La esperanza siempre permite albergar en el corazón lo que está por venir, pero que ya está. Nos ofrece lo que aun no ha llegado y, por tanto, nos permite disfrutarlo. Definitivamente, cuando la realidad de la fe permanece en el corazón, la esperanza nos llevará a trazar el futuro, o dicho de otra manera, a determinarlo.

Perfilar el futuro tiene que ver con la forma en que nos proyectamos en el presente. Si no existe esperanza, nuestra proyección hacia el futuro carece de expectativa y, por tanto, deambularemos en base al impulso de lo circunstancial y no influenciados por la visión del sueño que las promesas de Dios han generado en nuestro corazón. De manera que podemos llegar a afirmar que nuestro presente puede determinar el futuro pero, también, nuestra visión de futuro acabará afectando nuestro presente.

Además de la esperanza, en la vida cristiana es indispensable vigilar. Vigilar es no desmayar, mantenernos despiertos, es esperar el cumplimiento de lo que se cree. Vigilar implica proteger la mente de toda idea pagana que nos lleva a plantear nuestra vida únicamente por todo lo que se puede razonar, se puede demostrar con la Ciencia o, simplemente, se puede percibir con los sentidos. Sin embargo, la mente del hombre natural no puede percibir las cosas de Dios ya que para él son locura (1ª Corintios 2:14). Más nunca debemos mantener nuestros ojos abiertos a la verdadera inteligencia, la que nos lleva a rechazar la mentira y nos impide avanzar por los atajos que niega el esfuerzo o el precio del sacrificio a favor de lo realmente trascendente. Sin duda, la verdadera amenaza para el creyente del siglo XXI está en el bombardeo de misiles que tratan de derribar los fundamentos y valores que sostienen nuestra fe. Esos misiles son ideas que conforman un componente atómico que pretende arrasar todo lo que tiene que ver con Dios, sus promesas o sus propósitos en nuestra vida.

Jesús en la referida parábola del siervo vigilante, el Señor alude al hecho de que debemos estar sobrios en contraste con quienes se embriagan. La embriaguez siempre turbará la memoria, la inteligencia y la voluntad de las personas. Quienes se embriagan han perdido la perspectiva de la esperanza, se cansaron de estar vigilantes y abandonan su puesto como atalayas. Ante la presión, han decidido buscar escapismos y acaban emborrachándose de sensualidad, virtualidad y materialismo. Sus lámparas dejaron de brillar y facilitan que el ladrón mine en la noche su casa para destruirla.

Ya los primeros cristianos vivían con la esperanza de la inminente segunda venida del Señor. Eso les instó a vivir siempre vigilantes para proteger sus corazones y sus mentes. De hecho, al esperanza de la segunda venida de Cristo ha sido la enseñanza capital que ha mantenido a la Iglesia posicionada y expectante para vigilar cualquier amenaza que pudiera venir a destruir su existencia y su misión.

Hoy, al igual que la Iglesia primitiva, debemos esperar al Señor con nuestras lámparas encendidas y nuestros lomos ceñidos para el servicio. De igual manera, el mundo debe percibir nuestra luz. Debemos mostrar que la esperanza no nos proyecta a un cielo que está por venir, sino que el cielo ya está presente en nuestros corazones haciendo que lleguemos a ser personas responsables y coherentes ante la realidad de un mundo sufriente y la esperanza que hemos creído.

Nos queda un largo camino hasta alcanzar la promesa de la tierra prometida. Pero, con toda seguridad, alcanzaremos nuestro destino si nos mantenemos firmes en la esperanza y comprometidos en ser vigilantes.