miércoles, 7 de octubre de 2015

Cuando lo insignificante se hace poderoso en la manos de Dios

Cuando lo insignificante se hace poderoso en las manos de Dios.


ISAÍAS 60:21-22
Articulo inspirado en devocional compartido por Sergio Navarrete a la Directiva de la Fraternidad Hispana de las Asambleas de Dios (FHAD)
Superintendente del Distrito Hispano del Pacífico Sur, California.
Madrid, 6 de Octubre de 2015

Dios escoge al pequeño, al insignificante, para manifestar su gloria. Ejemplo de ello, son los hispanos en Estados Unidos, que siendo una minoría inmigrante por mucho tiempo, con todo lo que eso supone en este país en cuanto a desventajas, ahora conforman una población de 60 millones, una tercera parte del total de la población. De hecho, incluso el componente étnico (no sólo hispano) supone el 47% de las Asambleas de Dios (AD) en este país, que son más de tres millones y medio de creyentes.
En relación al avance el Evangelio en este país y en concreto con las AD, el componente hispano supone el 65% del crecimiento. 
Sin embargo, los comienzos de la obra hispana en Estados Unidos fue humilde. Hace más de 90 años, Alice Luz, fue una joven mexicana, estudiante de enfermería que recibió un llamamiento de Dios a las misiones y, en obediencia a ese llamado, decide viajar a la India. En el año 1908, acaba sus estudios y siendo soltera viaja a la India. Poco tiempo después, regresa a México y siendo atrapada por la revolución, en 1910 cruza a San Diego donde iniciaría su labor entre los inmigrantes. Dado que era universitaria, comienza un instituto teológico para formar jóvenes para el servicio al Señor. Precisamente, en este tiempo, en su tiempo a solas con Dios, en su devocional, recibe la Palabra de Isaías 60:21-22 “…el pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo, el Señor, a su tiempo haré que esto sea cumplido”
Más tarde, a la labor de Alice, se une Henry Bol. Un joven americano que apenas habla español, pero que fue despertado a esta misión. En las primeras reuniones entre hispanos, recibe el Bautismo en el Espíritu Santo y se convierte en un fiel predicador del Evangelio entre los inmigrantes hispanos.
Hoy, el componente latino en el mundo es asombroso. Es una diáspora que está en todos los continentes de la Tierra. Precisamente, bajo esta perspectiva nace en Guayaquil, en el mes de marzo del pasado año, la Fraternidad Hispana de las AD que afecta  a un importante componente del total de la membresía de las AD en el mundo, que unidos a todos los latinos (incluyendo los de habla portuguesa) representan más del 49% de la membresía de las AD en todo el mundo que, en estos momentos, supera la cifra de 68 millones.
Pero lo importante en este pensamiento, es resaltar que cuando Dios se propone llevar una obra grande en el mundo, no siempre cuenta con los poderosos y grandes. Ejemplo de ello lo vemos cuando Jesús, en Lucas 9:13 manda a sus discípulos alimentar a una multitud de más de 5000 hombres, sin contar mujeres y niños. En este relato bíblico, Cristo enseña a sus discípulos que aunque con los ojos humanos vean la crisis, la orden está dada: dadles de comer. De igual manera, nosotros hoy, viendo la situación global de nuestro mundo, la orden también nos ha sido dada: ¡Dadles vosotros de comer!

Lo cierto es que Dios nos da un mandato que aunque se vea imposible, la tarea es posible y necesaria. Aunque nuestros ojos lo vean imposible, el mundo puede ser transformado por medio de los verdaderos seguidores de Jesús. Estos serán como pequeños davides capaces de vencer gigantes. Estamos llamados a creer en lo sobrenatural y seremos sorprendidos al ver cómo el Evangelio se desarrollará y crecerá de forma extraordinaria. Esto redundará en ver cómo un pueblo pequeño, se puede convertir en agentes de cambio para transformar nuestra comunidad, en cualquier parte del planeta.

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